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BOQUERÓN

Literatura de evasión entre rejas

Leer puede ser una forma de evadirse de la realidad. Y cuando la realidad transcurre entre los muros de una cárcel, la lectura se convierte además en una especie de liberación, en una sutil vía de escape en un medio masificado y donde apenas queda espacio para el desarrollo personal. Así lo ha entendido la responsable de Instituciones Penitenciarias, la aragonesa Mercedes Gallizo, que el pasado mes de abril firmó un convenido con el Departamento de Cultura de Aragón para llevar más y mejores libros a los centros penitenciarios de Zuera (1.900 reclusos), Daroca (600 presos) y Teruel (200). "Los internos se inclinan mayoritariamente por dos tipos de libros: las últimas novedades literarias, obras de ficción de autores como Ruiz Zafón, Pérez Reverte y Stieg Larsson, y por todo aquello que tiene que ver con el Código Penal y el Reglamento Penitenciario", explica Javier Aguirre, coordinador del Programa de Desarrollo Bibliotecario en los Centros Penitenciarios de Aragón. "Siempre hay internos que piden algo de Albert Camus o de Cela e incluso un libro de poesía, pero es una minoría dentro de la minoría que lee en las prisiones", explica Aguirre. "Hay que tener en cuenta que el nivel cultural de la población reclusa es bajo y que además muchos internos son analfabetos o no hablan español". La Biblioteca de Aragón, donde trabaja Aguirre, se encarga de suministrar las obras que requieren los internos y que se incorporan a los catálogos existentes en cada módulo penitenciario. "No existe una sala de lectura propiamente dicha en las cárceles", afirma Aguirre. "El sistema de préstamo se basa en los catálogos y en los embajadores, que son los internos que van a la biblioteca de la prisión con las solicitudes de sus compañeros de módulo", precisa. Pero el libro prestado, sea sobre legislación penal o la última recreación histórica del aragonés José Luis Corral, es solo la punta del iceberg de la programación cultural que desarrolla la Consejería de Cultura en los penales de Zaragoza, Huesca y Teruel. "Arrancamos del libro, de la literatura de evasión y la legislación penal, para captar participantes, pero enseguida pasamos a actividades más variadas, desde ciclos de introducción a la música a conferencias y talleres impartidos por especialistas de cada una de las materias", comenta. Talleres En los pocos meses que lleva el convenio en marcha se han llevado a cabo talleres sobre relatos, declamación, grafología, psicología y literatura y monólogos. La mayoría de los participantes procede de dos módulos que reciben un trato preferente: el de respeto y el terapéutico, compuesto por reclusos que se someten voluntariamente a tratamientos de deshabituación de drogas. "El nivel de participación varía de un taller a otro, pero nunca es muy elevado", recalca el coordinador del programa. Existen, no obstante, actividades que cuentan con una asistencia nutrida. Por ejemplo, los ciclos sobre cine y literatura que se han realizado sobre obras como Fahrenheit 451 y La Colmena han sido seguidos con mucho interés por grupos de hasta 40 reclusos. Recientemente, una conferencia sobre literatura erótica congregó a 900 reclusos, sumando la asistencia en los tres centros. "Otra conferencia sobre el cómic en Zuera atrajo a 500 reclusos en dos sesiones", subraya. Para Javier Aguirre gran parte del mérito del éxito del programa bibliotecario recae en un puñado de funcionarios. Y cita unos cuantos nombres: Carlos Izquierdo e Ignacio Ruiz Velasco, en Zuera; José Manuel Morales y Javier Mesa, en Daroca, y Carlos Herranz y Armando de Carlos, en Teruel.

27/09/2010 F. VALERO - EL PERIODICO DE ARAGÓN.

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