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BOQUERÓN

Zuera resocializa a 220 presos con un plan de convivencia

Zuera resocializa a 220 presos con un plan de convivencia

El Centro Penitenciario de Zuera trata en dos Módulos de Educación y Respeto (MER) a 220 internos que suscriben un contrato conductual por el que se obligan a cumplir una serie de normas de convivencia y un Programa Individualizado de Tratamiento (PIT) cuya infracción supone la vuelta a un módulo taleguero.

"El objetivo fundamental es concienciar a los internos de que deben respetar las instalaciones, a los compañeros, etcétera. Lo primero es querer; y después cumplir las normas. En el momento en el que una actividad sale mal, se suspende. Son los primeros interesados en que todo salga bien", explican el director de la cárcel, Luis Lozano, y la subdirectora de Tratamiento, Carolina López.

El módulo de respeto es un paso previo a la libertad, en el que se busca desarrollar habilidades sociales que algunos reclusos tenían dormidas y potenciar las normas de convivencia, o al ingreso en un programa terapéutico u ocupacional.

El equipo de seguimiento de los módulos de respeto está integrado por dos psicólogos, dos juristas, dos educadores, un trabajador social y un funcionario, además de un sociólogo. Paralelamente, los internos se organizan en grupos de trabajo --uno de los principales es el de limpieza-- y comisiones presididas por un jefe, que rota cada siete días y que establece las tareas del resto.

La estructura del módulo 11 incluye un presidente, un vicepresidente y un secretario elegidos en una asamblea anual de los internos, que celebran otra mensual para tratar sus inquietudes y problemas. Los dos primeros se encargan de coordinar las actividades y de la interlocución con los funcionarios. El 12, en cambio, solo tiene secretario. Este coordina una comisión integrada por responsables de los grupos de trabajo. En ambos hay una breve asamblea diaria, tras el desayuno, en la que participan todos los reclusos y al menos un profesional.

El equipo técnico evalúa semanalmente a cada recluso. "Se persigue estimular la responsabilidad personal. El comportamiento individual repercute en el colectivo, ya que el grupo que mejores valoraciones obtiene es el primero en elegir tareas la siguiente semana", explican fuentes de Instituciones Penitenciarias.

 

EVALUACIÓN Los funcionarios, cuyo destino en los MER es de dos años, tienen asignadas una serie de celdas con cuyos ocupantes actúan como tutores. También supervisan las actividades, las tareas, el trabajo en los talleres y el respeto a las normas de higiene. Los evalúan a diario.

Las normas del módulo se dividen en cuatro áreas: personal, que incluye la higiene, el aspecto personal, el vestuario y el cuidado de la celda; cuidado del entorno, que abarca las tareas y el uso y mantenimiento de los espacios comunes; relaciones interpersonales, relativa a la interacción del recluso con sus compañeros, los terapeutas y los funcionarios, y actividades, centrada en el PIT.

Instituciones Penitenciarias rechaza que los MER sean "sistemas de autogestión". "Ni permiten la asunción de responsabilidades directivas ni de estructuración por parte de los internos. La última palabra la tienen siempre los profesionales", señalan.

De hecho, el propio contrato conductual que firman advierte a los reclusos de que "cualquier acto de violencia física, verbal o gestual"; vestir de manera inadecuada" o tirar al suelo colillas, papeles "ni basura en general" acarrea la apertura de un expediente que puede conllevar la expulsión del MER. Lo mismo le ocurre al que le intervienen drogas o se salta una analítica del control de su consumo.

17/08/2010 E. BAYONA EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

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