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BOQUERÓN

Proyecto Hombre en Huesca trabaja con las reclusas de Zuera

La delegación de Proyecto Hombre en Huesca trabaja desde 2008 en un proyecto destinado a mujeres reclusas en la Cárcel de Zuera. La trabajadora social y terapeuta Elena Palacios lo dirige y en él también está implicado el psicólogo Alan Medal.

El programa tiene como objetivos reducir el consumo de drogas y promover hábitos saludables, además de prevenir el contagio de sida. "Hacemos con ellas reflexiones sobre causas y consecuencias del consumo y de cómo pueden evitar ser producto de la transmisión de una enfermedad sexual, no sólo el sida", explica Alan Model.

Prevención del consumo de drogas y enfermedades de transmisión sexual se tratan en un único programa porque muchas veces vienen relacionadas. "Una persona que no tiene hábitos saludables, que no se sabe cuidar y no se quiere a sí misma está más expuesta", señala Medal. "De hecho, el consumo de drogas está muy asociado a cómo una persona se siente y se vive, y eso se refleja en todos los ámbitos. Hace un tiempo la heroína estaba asociada con la transmisión del sida; ahora no, aunque sigue habiendo. Una persona que consume drogas está más expuesta a tener relaciones sexuales de riesgo. Además, muchas personas que consumen asocian la droga a la sexualidad, como parte del ocio y disfrute. Este tipo de concepciones favorecen las enfermedades de transmisión sexual", asevera.

Cuarenta y cinco mujeres han pasado desde su inicio por un programa que incluye talleres de prevención semanales y seguimiento individualizado a través de terapia psicológica y acompañamiento emocional. "No sólo se habla de la droga, sino también de problemáticas familiares, de cómo se sienten en la cárcel y sus inquietudes, de forma integral. Desde la parte emocional, vemos cómo pueden fortalecerse para afrontar la dinámica que están viviendo", explica el psicólogo. Médicos, enfermeras, psicólogos y educadores imparten los talleres, que también tienen un componente de ocio y creatividad.

La delegación de Proyecto Hombre en Zaragoza trabaja con los reclusos varones, mientras la oscense lo hace con las féminas, aunque en algún caso hace excepciones si se trata de un recluso altoaragonés. "A veces la familia solicita el apoyo, al saber que estamos aquí", indica Medal. Entre las usuarias del programa, cinco son altoaragonesas, "pero las hay de todas partes de España, y además las van cambiando", añade.

Aunque la situación que viven las reclusas es problemática, en las terapias siempre subyace un mensaje optimista, "de pensar que a pesar de todo se puede salir adelante". Una vez en la calle, el centro de inserción social de Huesca las sigue amparando para que puedan incorporarse laboral y socialmente. Se les pone en contacto con asociaciones de mujeres y servicios sociales del Ayuntamiento y se les asesora para buscar un trabajo. "Damos estrategias que favorezcan su inserción y las fortalezcan, tanto en la prevención de adicciones, que es nuestro principal objetivo como institución, como de forma integral para que puedan afrontar cualquier tipo de problemática", indica Medal.

En 2008, Proyecto Hombre publicó la guía de salud "Mujer-VIH-Prisión", en la que se informa sobre drogas, sida y enfermedades de transmisión sexual. En sus páginas se detallan de forma clara y concisa prácticas de riesgo y las consecuencias de todo tipo que tendrán en sus vidas, para que el conocimiento haga a las mujeres más dueñas de sus actos. "Se trata de empoderarlas individualmente para que puedan afrontar todas estas cosas".

Derechos y capacidades

Las visitas de profesionales de Proyecto Hombre a las reclusas de Zuera van más allá de la prevención del consumo de drogas. "Buscamos que las mujeres sepan cuales son sus derechos y capacidades, se reconozcan a sí mismas y sepan dar un enfoque de oportunidad a lo que están viviendo. Es utópico, pero las mujeres tienen mucha capacidad de dar lo mejor de sí para salir adelante", reflexiona el psicólogo Alan Medal.

Aunque no existen datos comparativos, todo indica que las féminas cuentan con recursos para mejorar su vida. "Las mujeres saben llevar mejor una problemática porque están emocionalmente más preparadas. Muchas tienen hogares y responsabilidades y ven en sus hijos el futuro. Es una ambivalencia entre el dolor de tener a los hijos afuera y el motor para salir adelante. Los hombres no tienen ese vínculo tan desarrollado".

Después de dos años, están contentos con el resultado de un programa que tendrá continuidad. "Tiene resultados positivos en la adherencia al tratamiento terapéutico y en cosas como que las mujeres estén demandando que haya un módulo de dependencias o "de respeto" para ellas", enumera.

Algunas saldrán pronto, a otras aún les quedan años de condena. "En general, se les nota animadas, aunque también hay épocas del año más depresivas. Creo que estas Navidades fueron un poco más alegres, porque el taller fue muy creativo. En el día contra el sida, el 1 de diciembre, presentaron una obra de teatro en todos los módulos. Se les dio un rol protagonista y eso les favorece mucho", concluye Alan Medal.

Sara CIRIA
18/01/2010

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