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BOQUERÓN

El jurado valora hoy el crimen de Zuera

Tras cuatro largas jornadas, el juicio por el asesinato de un interno en la prisión de Zuera, A. J. H., el 2 de febrero del año pasado, llega a su fin. Tras tres días de oír testimonios de los dos acusados --Santiago D. C., el autor confeso del pinchazo mortal y Luis Rogelio V. M., presunto cómplice--, los presos, los guardias civiles que investigaron el caso y los peritos forenses, los nueve miembros del jurado tendrán que decidir --y decir-- hoy que conclusiones han extraído.

Para las partes implicadas, que expresaron ayer sus propias impresiones a los que tendrán que decidir, las cosas no han cambiado mucho después del proceso. Únicamente José Álvarez, abogado de Santiago D. C., modificó sus conclusiones iniciales. Pidió que su cliente sea considerado autor de un homicidio imprudente, delito que se castiga con entre uno y cuatro años de prisión, o en su defecto de un homicidio, penado con entre diez y quince años de cárcel.

EXIMENTES En cualquier caso, sigue manteniendo las eximentes de legítima defensa y miedo insuperable, lo que a efectos prácticos supondría la absolución del acusado. También alegó la atenuante de arrebato, que rebajaría la pena en el caso de que el jurado no considerase probadas las otras.

El resto de las partes mantuvieron sus peticiones, de absolución en el caso del letrado Rafael López, que defiende a Luis Rogelio V. M., el canario, ya que a su juicio no está probado que tuviera nada que ver con el crimen. La Fiscalía y la acusación particular, que ejerce Olga Oseira en representación de los padres del fallecido, siguen pidiendo 20 años por asesinato. El Abogado del Estado considera que no procede indemnizar porque el centro penitenciario no incumplió las normas de seguridad.

Por lo visto en el proceso, una de las claves será si los ciudadanos dieron crédito a la versión de los forenses sobre la secuencia de la pelea. Estos dijeron que el ataque mortal con un pincho carcelario fue el primero, y cogió a A. J. H. desprevenido, lo que supondría alevosía y, por lo tanto, asesinato. Los peritos de la defensa aseguraron, por contra, que la herida en el corazón tuvo que ser la última, la que paró la refriega. Respecto a Luis Rogelio V. M., el jurado decidirá si el testimonio de un preso amigo de la víctima, que aseguró que le sacó de la celda para que no interviniese, es lo suficientemente fiable como para condenarle por el crimen.

F.M.H. El periódico de Aragón - 23-12-2011

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