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BOQUERÓN

La población reclusa en Aragón desciende en 67 presos desde que comenzó la Expo

Las cárceles aragonesas mantienen el número de 2.600 reclusos a pesar de la Expo; los presos han descendido en 67 desde que comenzó la muestra. En el mes de junio, albergaban a 2.684, y esta semana, se llegaban a contabilizabar 2.617. No obstante, tampoco se trata de una buena noticia, puesto que la ocupación media real es de 1.600.

A pesar de que la capacidad real de Zuera es de 1.088 presos, acumula 1.800
Zaragoza.- Las tres cárceles con que cuenta la Comunidad Autónoma de Aragón se está manteniendo en la nada despreciable cifra de los 2.600 presos a pesar de la Expo, e incluso ha rebajado en 67 los internos desde que empezó. Así, en la semana del 20 de junio contaban con un total de 2.684 y la del 25 de julio arrancaba con 2.617, según datos facilitados por Instituciones Penitenciarios.

Por centros, la peor parte se la lleva Zuera, con unos 1.800, Daroca con alrededor de 600 y Teruel con los 200 restantes, en cifras proporcionadas por el sindicato CSI-CSIF. De cualquier modo, estos números, como ha manifestado su presidente autonómico en Aragón del sector de prisiones, Eliseo Pérez, “no son para sentirse orgullosos”, puesto que la ocupación media real de los tres centros es de 1.600, pero sí demuestran que la incidencia de la muestra internacional “por el momento, está siendo menor de la prevista en este aspecto y que la seguridad está funcionando”.

Para los funcionarios, la situación no mejora y denuncian que están “archimasificados”, por lo que exigen cambios en la política penitenciaria. “La falta de personal”, explica Pérez, “se traduce en la sublevación de los internos”, a lo que al mismo tiempo considera se les está dando mucha cuerda al primar desde la Secretaría General encabezada por Mercedes Gallizo los segundos grados penitenciarios incluso en presos muy conflictivos.

De esta manera, los funcionarios perciben que la política penitenciaria emprendida ha conllevado un aumento de los conflictos en el interior de los centros. “Se ha progresado de grado a mucha gente”, aclara Pérez, “que sumado al hacinamiento de presos en situaciones muy diversas, ha incrementado los problemas y las agresiones cada vez son más frecuentes. Los internos ven que ellos son muchos, que tienen gente poderosa en el otro bando moviendo, que hay pocos funcionarios y que enfrentarse a ellos no les supone nada, al contrario. Se crecen”. Compara su jornada laboral como la de la película “Bichos”: comen, viven y se van.

Un interno ahorcado esta semana

En este sentido, el representante de CSI-CSIF sentencia que “el sistema ha cambiado mucho, pero a peor”. Los episodios en Zuera se suceden y el miércoles se ahorcó un interno. Los acontecimientos se acumulan: hacinamiento, violencia, drogas, circunstancias personales,… “La labor de control ante tanto interno por parte de tan poco funcionario es importantísima”, destaca Pérez.

Además, no se muestra optimista porque “cuando había dinero no se invertía en ofertar empleo público en condiciones, en remunerar a los compañeros adecuadamente, en estudiar las funciones detalladamente. En suma, en seguir el acuerdo que se firmó, y que nosotros no apoyamos porque sabíamos que era una engañufla y al final el tiempo nos ha dado la razón”, ha remarcado Eliseo Pérez, “y ahora vendrán con que no hay dinero”.

Mala fama de Zuera

La mala fama de Zuera se extiende a nivel nacional y en este centro hay plazas que quedan desiertas. “La relación de puestos de trabajo de este centro no está cubierta”, alerta Pérez, “para 1.080 internos que es su capacidad real. La realidad de 1.800 se escapa por todas partes” y se encuentran desprotegidos, sobre todo aquellos que realizan turnos de tarde o noche.

Los sindicatos no son optimistas

Una medida para paliar este problema, derivada de la Ley de Igualdad que tomó la Secretaría General, fue la unidad de escalas: esto es la igualdad de la Escala Masculina y Femenina del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias. Significa que hombres y mujeres, funcionarios ambos, trabajen en igualdad de condiciones en Interior. Esto trasladado a las cárceles tiene sus matices porque las poblaciones reclusas son desproporcionadas. En Zuera por ejemplo, de los catorce módulos, solamente uno es para mujeres.

Este sindicato ya se mostró contrario a la iniciativa porque vulnera la intimidad de los internos y demuestra un total desconocimiento del funcionamiento de las cárceles, ya que la presencia de trabajadores de distinto sexo, pueden causar altercados graves y propiciar denuncias falsas contra el derecho a la intimidad así como agresiones sexuales por parte de los internos ya que se trata de un medio cerrado. “Instituciones Penitenciarias no busca soluciones”, concluye Pérez.

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