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BOQUERÓN

Los trastornos mentales aumentan con una larga estancia en prisión

La patología mental y la prisión tienen una estrecha relación. Según el Informe de prisiones de 2007" el 25 % del total de reclusos españoles padecía algún tipo de patología mental, mientras que solo un 17,6% tenía antecedentes psiquiátricos antes de su ingreso en la cárcel. De estos, un 3,2% había estado ingresado en un centro psiquiátrico. Además, el 8% de los reclusos tenía psicosis graves, como esquizofrenia o trastorno de personalidad, una prevalencia que se reduce a la mitad en la población general. El 8% era psicótico y, según indicaron los facultativos, debería ser tratado en psiquiátricos.

Unos datos que reflejan un perfil psiquiatrizado de gran parte de la población penitenciaria, que si bien es patente en muchos casos antes de entrar en prisión, se potencia con una estancia prolongada, según plasma el informe La realidad penitenciaria de la Comunidad Autónoma de Aragón, elaborado por Cáritas Diocesana de Zaragoza. El documento recoge que a partir de los dos o tres años empieza un proceso de despersonalización y desocialización de la persona presa, a lo que se añade que alguien que cumple más de diez años de prisión presenta problemas de salud mental.

Un estudio previo de J.M. Arroyo y E. Ortega indica que los niveles de estrés asociados a una estancia dilatada en prisión provocan una elevada prevalencia de trastornos mentales, que a su vez aumenta el número de sanciones por conductas agresivas. A este respecto, el 50% de las consultas de atención primaria en la cárcel de Zuera durante el 2007 tuvo relación con un profundo deterioro de salud mental, el mismo porcentaje de ingresos que se registró en la enfermería del centro por transtornos mentales. De estos, el 56,6% padecía alguna patología dual (existencia simultánea de un trastorno adictivo y un trastorno mental), un 30% sufría trastornos de personalidad, y un 23% tenía un trastorno depresivo asociado a sustancias psicoactivas.

El consumo de drogas es otro de los factores que enfatiza este perfil psiquiátrico, además de ser la primera causa de muerte en las cárceles españolas. Según un estudio de la Universidad Abierta y a Distancia, al menos el 19,9% de los reclusos consume cocaína y el 16,9% heroína (igual que hachís). Así, una de cada cuatro muertes en los centros penitenciarios está provocada por drogas. Respecto a otras enfermedades, el 10% de los presos españoles está infectado por el VIH, casi el 40% padece hepatitis C y el 35% tiene infección tuberculosa.
El Periódico de Aragón

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