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BOQUERÓN

Intervenido un teléfono móvil a un recluso islamista en un cacheo

Los funcionarios de la prisión de Zuera sofocaron el pasado jueves un intento de motín en el que participaron alrededor de 30 reclusos del módulo 10, uno de los más conflictivos del centro penitenciario zaragozano. Esta rebelión ha sido el hecho más grave de una serie de incidentes registrada en los últimos días, que fuentes de ACAIP, sindicato mayoritario de prisiones, atribuyen a la masificación de la cárcel.

El motín se produjo a las diez de la mañana de ese día, después de que varios reclusos hubieran expresado su malestar porque las cabinas telefónicas de la prisión llevaban 24 horas sin funcionar, posiblemente por una avería.

A esa hora, un interno de nacionalidad rumana perdió los nervios porque no podía llamar a su mujer --dijo que estaba enferma-- y propinó un cabezazo a un cristal blindado, que se rompió por la mitad. Asimismo se golpeó varias veces la cabeza contra una esquina de aluminio, provocándose una brecha con una fuerte hemorragia.

Aunque los funcionarios del búnker consiguieron aislarlo en un pasillo, un hermano del implicado, que también cumple condena, prorrumpió en gritos, alertando de que estaban maltratando al anterior, por lo que alrededor de 30 presos sitiaron esa dependencia y amenazaron e intentaron agredir a los empleados. Al parecer, estos no llegaron a estar en peligro porque tenían cerradas todas las compuertas.

La llegada de varios funcionarios de otras secciones --alrededor de 20-- con el subdirector de Seguridad al frente acabó con el conflicto y los amotinados desistieron de su actitud. Los tres reclusos que más se habían distinguido en la rebelión, incluido el hermano del autolesionado, fueron encerrados en celdas de aislamiento.

INCIDENTES No es el único incidente registrado en la prisión de Zuera en los últimos días. El pasado día 21, un interno de primer grado incendió la celda de aislamiento donde se encontraba. Este mismo preso, identificado como Y. A. F. G. e incluido en el FIES (Fichero de internos de especial seguimiento), ya había agredido a un funcionario hace varias semanas. Al parecer, ya ha sido trasladado a otra prisión.

El último sábado se registraron dos nuevas situaciones conflictivas en el módulo 9, otro de los que acoge a los internos más conflictivos. Un preso agredió a un funcionario de servicio cuando este intentaba mediar en una pelea entre reclusos.

Posteriormente, dos internos de origen marroquí apalearon a otro preso, identificado a G. G., quien tuvo que ser ingresado en un hospital como consecuencia de las lesiones. Se desconoce el móvil de la agresión, aunque podría deberse a una deuda.

Según fuentes penitenciarias, solo en tres días de la pasada semana tuvieron que ser encerrados en celdas de aislamiento 18 reclusos por provocar diversos incidentes.

La llegada de presos de las cárceles levantinas, un desplazamiento que es tradicional en estas fechas, y la presión policial en las calles de Zaragoza con motivo de la Expo, que ha provocado numerosas detenciones de personas en busca y captura, han contribuido a agravar el problema de masificación en la prisión de Zuera, que tampoco puede aliviarse con traslados al centro de Daroca, también sobresaturado --ayer albergaba a 580 internos en unas instalaciones concebidas para 300--.

La situación es similar en todo el sistema penitenciario español, que está a la espera de que se abran los centros de Albocasser (Castellón), Morón (Sevilla) y Estremera (Madrid). La construcción de estas cárceles está terminada, pero no se han convocado todavía las plazas de funcionarios de prisiones y las dificultades presupuestarias pueden retrasar aún mas su apertura.

>El Periódico de Aragón - 03/06/2008 )

Las cárceles, en teoría, son los templos de la seguridad de puertas afuera. Con más motivo deberían serlo de puertas adentro. Introducir cualquier objeto no permitido no solo refleja ineficiencia, si no que puede generar inseguridad para los funcionarios y hasta para los propios reclusos. De ahí que estos centros se provean de mecanismos de alta tecnología para garantizar lo que es su obligación. En Zuera, un escáner trifásico que debería detectar cualquier objeto lleva instalado varios meses, pero nunca se ha puesto en funcionamiento. No extraña que se haya intervenido un móvil con fotos de funcionarios a un interno con vínculos a células islamistas.
>El Periódico de Aragón - 04/06/2008 )

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